Deforestación
Cada año:
+1.5 millones de hectáreas de Bosque Amazónico son deforestadas, (la extensión del municipio Autana);
+ 3 millones de hectáreas son degradadas;
+ 50% del Amazonas ya no cumple sus servicios ambientales para el clima de la región, y el sureste de Amazonas ya ha pasado a ser una fuente de emisiones de CO2 a la atmosfera.
A este ritmo, en menos de 15 años, se modificará el clima, los árboles morirán rápidamente y, + 50% de la selva se convertirá en sabana.
En el Amazonas venezolano los principales problemas asociados a la deforestación son:
Minería Ilegal
La extracción ilegal de minerales estratégicos afecta a todo el estado Amazonas. Provoca la afluencia de personas ajenas y la invasión de nuestro territorio, el contrabando de combustible, la explotación de nuestros Pueblos Indígenas y sus recursos naturales, así como la destrucción de nuestras nacientes de agua y la contaminación de ríos y caños.
Pérdida de Biodiversidad
El creciente número de personas en la región aumenta la demanda de recursos para su abastecimiento lo que deriva en una mayor presión sobre el medio natural. Esto se traduce en una tasa mayor de deforestación debido a la siembra de conucos, y pastos para ganado; la deforestación causada por la propia actividad minera, con la destrucción y contaminación que esto conlleva; y la cacería y pesca sin control en un territorio cada día más amplio.
La afectación que la minería ilegal ejerce sobre la selva es enorme. En la época de sequía las motos cruzan bosques y sabanas por miles de caminos que atraviesan todo el Amazonas transportando combustible y personas desde y hacia las minas ilegales. Y en la época de invierno ocurre de forma similar con las voladoras que surcan a toda velocidad los caños y ríos crecidos, especialmente de noche para no ser interceptados.
Todas las especies; animales, peces y plantas ven afectados sus hábitos de conducta o experimentan cambios bruscos en su hábitat, incluso las comunidades indígenas ven alteradas sus costumbres por estas irrupciones. Estos invasores no conocen ni respetan a las plantas ni a los animales y destruyen todo lo que se encuentra a su alrededor.
Invasión de los Territorios Indígenas
La proliferación de la minería ilegal está provocando una nueva colonización de miles de personas no indígenas de otras regiones y países. Esta situación ha favorecido el asentamiento de grupos armados que imponen el uso de la intimidación y la violencia para controlar las zonas mineras.
Este flujo de personas aumenta el riesgo epidemiológico y de contraer nuevas enfermedades de la población indígena, así como el proceso de transculturización y pérdida de valores. Utiliza a la mujer indígena como medio para entrar en el ámbito de la comunidad e influir sobre ella, explotarla y luego, más tarde, abandonarla.
No tienen respeto por nuestra cultura ni consideración por el daño que nos hacen a nosotros, ni al bosque ni a los ríos de donde obtenemos nuestro sustento.
Esta presión y la inseguridad que genera está obligando al desplazamiento de comunidades indígenas, a la inmigración hacia los núcleos urbanos, al abandono de nuestros territorios y, también, a que muchos jóvenes se vayan a la mina.
Exigimos a nivel nacional e internacional:
Establecer un control efectivo y riguroso de la distribución en origen de sustancias contaminantes para amalgamar oro como cianuro y mercurio a los países productores y exportadores, y limitar o prohibir su venta a países con minería ilegal.
Establecer un control efectivo y riguroso a los países compradores de oro, diamantes, coltán y otros minerales que exija un certificado de origen que garantice una obtención libre de deforestación, contaminación, erosión y explotación de las comunidades locales.
Reconocer y respetar los territorios indígenas. Prohibir la usurpación de los territorios indígenas e invalidar, con carácter retroactivo, los títulos de propiedad otorgados a personas naturales o jurídicas ajenas a las comunidades originarias.
Prohibir la explotación de los recursos que dañen o deterioren el ecosistema, así como cualquier actividad que se realice sin consulta previa ni consentimiento de los Pueblos Indígenas. Facilitar y permitir la libre circulación, las actividades tradicionales, e incluso los asentamientos de los Pueblos Indígenas dentro de las Áreas Naturales Protegidas en cuanto no supongan un riesgo para un ecosistema o especie determinada que se encuentren dentro o en el entorno de sus territorios ancestrales.